LA RESILENCIA: Es la capacidad de una persona para adaptarse y recuperarse de situaciones adversas, utilizando habilidades emocionales para gestionar sus reacciones y emociones en momentos de crisis. Ambas competencias están interrelacionadas: la inteligencia emocional permite reconocer y regular las emociones propias y ajenas, lo que facilita el afrontamiento de desafíos, mientras que la resiliencia se manifiesta como una respuesta positiva ante el estrés, promoviendo el crecimiento personal y la adaptación. Desarrollar estas habilidades implica fomentar la autoconciencia, la empatía y la autorregulación, lo que no solo mejora el bienestar individual, sino que también fortalece las relaciones interpersonales y crea un entorno más positivo y solidario.
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Inteligencia Emocional
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